domingo, 2 de septiembre de 2012

Mousaka

 Es otra adaptación más de la tradicional comida griega a la paladares sin carne. Sí. Pero tiene una diferencia fundamental, que es que usé lentejas en vez de soja texturizada o esas cosas. Porque basta de soja, porque no me gusta la idea sustituir la carne por algo que se le parezca y porque las lentejas siempre están a mano.
El plato en sí tiene muchas variantes. La que yo hago (no aprobada por ningún griego, realmente) es la que más me gusta porque al llevar sólo dos capas de berenjena (como tapas) no se parece tanto a las berenjenas a la parmesana, que son geniales pero la idea no es hacer siempre lo mismo.
Aclaro que, para variar, esta no es una receta para uno. O sí, lo fue, pero con estas cantidades comen dos o come siempre el mismo pero más de una vez.
Sin más preámbulos:

Ingredientes:
  • Berenjenas: 2 medianas o 1 gigante
  • Lentejas: 3/4 de taza (crudas)
  • Tomates: 1
  • Extracto de tomates: 1 cucharada.
  • Cebolla: 1
  • Leche: 1 taza
  • Almidón de maíz: 1 cucharada.
  • Margarina: 1 cucharada.
  • Queso cremoso: 50 gr.
  • Todo tipo de condimentos: laurel para la salsa de tomate, nuez moscada para la salsa blanca, pimienta para todo, algo de sal.

1- Antes de empezar lo divertido hay que cortar las berenjenas en rodajas. Personalmente me gustan gorditas para que estén bien tiernas y no se pongan crocantes, un centímetro puede funcionar. Así las asamos al horno. Llevan un rato de cada lado, tienen que estar bien cocidas antes del armado porque si no el tiempo no alcanza. A la vez, conviene poner a cocinar las lentejas que ya deberían estar bieeeeen remojadas
2- Mientras se termina de hacer todo eso, hacemos la salsa. Salteamos una cebolla y cuando está trasparente y como para comer agregamos el tomate picado sin piel (nunca nunca procesado),  el extracto, el laurel y los condimentos. No me gusta cocinar mucho así que ni bien el tomate se vea cocido agregamos las lentejas escurridas (si el tiempo no sale perfecto apagamos el fuego de la salsa y esperamos a las lentejas) y ahí sí dejamos que se cocine hasta que espese. Hay mucha historia con lo seco que debería estar el relleno para que la musaka quede bien armada pero no hay que desesperar porque a diferencia de lo que pasa con la carne la lenteja no va a soltar  jugo durante la cocción.

3- Paso a paso. Mientras la salsa espesa, es el turno de la salsa blanca. Tal vez está demás, pero en una cacerolita ponemos a derretir la margarina y agregamos el almidón de maíz revolviendo bien para que se integre y forme eso que se llama roux. Después, agregamos la leche de a poquito para evitar esos fatídicos grumos, con más cuidado a medida que haya más líquido y revolviendo con cuchara de madera todo todo el tiempo. Cuando empieza a verse el fondo, está lista. Me gusta condimentar acá porque antes es todo más angustiante. Ya fuera del fuego, sal, pimienta y nuez moscada a gusto. Listo el relleno, viene el final.

4- Lo más divertido. Acomodamos una capa de berenjenas en el fondo del molde que vayamos a usar. Todo vale con tal que quede bien cubierto. Encima ponemos el relleno y arriba otra capa (la última) de berenjenas, ésta con menos decoro. Cubrimos todo eso con salsa blanca y encajamos trocitos de queso de una manera más o menos pareja. Al horno para que se asiente (y se caliente) por unos 15-20 minutos. Glorioso, lo han logrado. El siguiente problema va a ser servir sin que se desarme tan lindo armado.

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